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dilluns, 7 de desembre del 2015

Carlos Casabona presenta "On vas, Irina?", de Rosa Maria Pascual

Avui volem dedicar aquesta entrada al blog a la novel·la On vas, Irina? de Rosa Maria Pascual. Una novel·la que tracta la crua realitat que va patir i que encara està patint Ucraïna des de l'explosió de Txernòbil aquell 26 d'abril de 1986. Per parlar d'aquest llibre, us deixem amb el text que va fer servir el pediatre Carlos Casabona per presentar-lo a la Biblioteca de Sant Feliu de Guíxols.


Títol: On vas, Irina?
Autora: Rosa Maria Pascual
Pàgines: 360
Preu: 20€






добраніч  (dobranich), buenas tardes a todos: 
Carlos Casabona

En primer lugar quiero dar las gracias a David, como director de la biblioteca de Sant Feliu de Guíxols que nos acoge, por confiarme la presentación de este soberbio libro que trata de seres humanos inocentes involucrados en las consecuencias de un terrible y conocido desastre nuclear  sucedido  en Chernóbil, en el norte de Ucrania, un desgraciado 26 de abril de 1986.

Quisiera dar, también,  las gracias a la Editorial Gregal, pero sobre todo quisiera dar las gracias a la escritora del libro, Rosa María Pascual, porque la lectura de su libro me ha transportado a un mundo de sensibilidades heridas, a una tierra dura pero noble; y me ha proporcionado la oportunidad de poder compartir sufrimientos, miedos y alegrías con los protagonistas de una novela  maravillosamente narrada con un estilo admirable y cinematográfico, que entrelaza tres tiempos diferentes. Esto no es simple ni sencillo.

A las personas que les cuesta acercarse a un libro y pasar de sus primeras páginas, quiero decirles que no deben de temer... ya que además de un libro, es un excelente guión de cine en el que el dolor de sus personajes hace mella en tu interior, y sientes el calor de la nube tóxica que estalló en la central aquella maldita madrugada, extendiéndose rápidamente por una gran área habitada que alcanzó finalmente a casi toda Europa.

Carlos Casabona, Rosa Maria Pascual i David Trueba durant la presentació.

Como el  movimiento se demuestra andando, os leeré algunas líneas para comprobar el estilo tan visual como poético de su prosa:

“Al mig d’una plana fèrtil, entre estepes, amb el fons llunyà d’un altiplà, es troba una caseta coronada de gerberes de tots colors; aquestes margarides de mil i una fulles, que han vingut dels boscos i prats molls, treuen el nas, des del jardí, cap a la finestra de la cuina.”

Podemos encontrar por cualquier página la inspiración que rodea las descripciones de Rosa, que nos hace recordar —incluso—  a Marcel Proust:

“Lentamente lo relata todo con la misma placidez con la que vuelan los copos, con la especial parsimonia de la nieve, capaz de parar el tiempo y transformar el paisaje en un sueño inexistente que va más allá de los límites geográficos y de las fronteras humanas, un decorado que oculta y borra, lo que le ha sucedido, una ilusión que la transporta a algún feliz lugar de la memoria de su infancia”

La acción se desarrolla, pues, en un gran país, Ucrania, de 45 millones de habitantes y que sólo aparece en las noticias cuando hay desastres o conflictos bélicos, a pesar de tenerlo relativamente cerca. Es muy curioso que la palabra Chernóbil signifique en ucraniano, mal negro. Rosa nos regala esta curiosa descripción en la pág. 189, y como una buena premonición habla de la escritora Svetlana Aleksievitx, recientemente galardonada con el premio Nobel de literatura. Svetlana,  ucraniana de origen, que vive actualmente en Alemania.

On vas, Irina?, de Rosa Maria Pascual, i Voces de Chernóbil, d'Svetlana Alexievich

Viajaremos también a las entrañas de la corrupción del régimen ucraniano, y comprobaremos el desbarajuste y corruptelas de las entidades solidarias (no tanto en Cataluña sino sobre todo en el país de origen de los chicos que se envían).
Como profesional sanitario especializado en la atención infantil, pero también como padre de dos jóvenes que también fueron niños, claro, la lectura de este libro me ha causado una profunda impresión porque la protagonista principal es una joven adolescente que se convierte en madre empujada por unas frenéticas ganas de vivir la vida con intensidad ante un pobre, contaminado y peligroso entorno. Nuestra protagonista, Irina, lleva consigo durante buena parte de la narración, un bebé de pocos meses, y sus vicisitudes nos harán contener la respiración en muchas páginas. No quiero dejar pasar por alto, las bellas descripciones que Rosa Maria  hace del alimento más natural, más completo y que mayor vínculo y acoplamiento emocional ofrece al ser humano, la leche materna:

"De seguida el bebè xucla els primers calostres i les expertes creuen que alletar la criatura li serà cosa fàcil. Frec a frec, pell sobre pell: un desig enorme de viure la felicitat fa que la jove mare no tanqui els ulls fins a la matinada”.

"La nena, com un cadellet que ensuma, s’hi enganxa de seguida i tota la colla es queda al seu davant contemplant-les".

"Com si ho entengués, la menuda, per celebrar-ho, posa la mà a l’escot de la brusa, li aparta el sostenidor, prem el mugró i xucla una calma angoixada".

¿Qué más puede desear un pediatra que encontrar por doquier referencias tan bellas de la alimentación al pecho? 
En una novela donde todo parece que va a ir mal, en la que hay desgracias encadenadas por la implacable lógica de una furia nuclear desencadenada por la impericia y desidia humana, y mantenida en el tiempo por un gobierno que ocultó casi un mes la magnitud del desastre, la vida se abre camino.
En la novela encontraremos también descripciones sobre la gran diferencia que existe entre los hospitales de Ucrania en los que los  propios enfermos deben aportar su ropa y material de curas, y la eficacia, recursos y equipamiento de nuestros modernos hospitales, que humanitariamente estudian los efectos de la radiación sobre los organismos de los niños que vienen en acogida a Cataluña.

Si increíble y atractiva es la historia de nuestra Irina y su hijita Lyuba, en un entorno humilde rural pero lleno de afectos y autenticidad, la sabia decisión de Rosa de entrelazar su vida con la de una pareja de novios, en Vasia y Liusia, nos conduce a episodios de profundidad dramática que no quiero desvelar aquí, pero que me hicieron estremecer no sólo durante su lectura, sino que posteriormente han ido resonando en mi mente como eco de una vivencia en la que cualquiera de nosotros o de nuestras familias podíamos haber tomado parte.

¿Qué nos ha querido Rosa comunicar? Escribir es gritar, escribir es pensar en voz alta, escribir es lanzar a los demás mensajes que nos queman en nuestro interior y necesitan ser expelidos a presión de la caldera en la que se convierte nuestra alma cuando conocemos sucesos, vidas o personas que nos impactan. Rosa no tenía otra salida, cuando tras varios veranos en su población (Cardedeu), convivió con niños ucranianos que cambiaron su vida para siempre, niños-adolescentes que dieron más de lo que recibieron (y eso que fue muchísimo, pues recibieron regalos, dinero, afecto, hospitalidad, servicios médicos...), y se vio obligada a explicar al mundo la fuerza que tiene la vida para resistir a la radiación, a las corruptelas de un gobierno opresor, a la falsa caridad de algunas familias de acogida, a la agresión moral y física de personas sin escrúpulos...

Rosa Maria Pascual, l'autora

Para acabar esta presentación, nada mejor que las palabras que Rosa Maria escribe en la primera página de su novela:

"Estimats, perdoneu-me, però cal que –per valorar la dignitat que encara teniu– transformi la vostra vida en una novel·la. Tot el que m’heu explicat, hem viscut, sentit, interpretat i estimat no es pot perdre..."


                                        Esperança (la maestra que acoge a Irina)

1 comentari:

  1. A la Irina i en Bacil,
    amb el desig que tingueu un futur millor que el dels vostres pares i avis:
    Estimats, perdoneu-me, però cal que –per valorar la dignitat que en¬cara teniu– transformi la vostra vida en una novel•la. Tot el que m’heu explicat, hem viscut, sentit, interpretat i estimat no es pot perdre... com l’ucraïnès, que està sent desplaçat pel rus i l’anglès. L’ucraïnès només el parleu els pagesos. Els pagesos heu de menjar del que colliu. El que co¬lliu, gràcies a Déu, diuen que està infestat i ningú no ho vol. Com que no veneu els excedents, us els mengeu vosaltres. De seguida que podeu, parleu rus i apreneu l’anglès o bé altres idiomes. Només així, gràcies al Dimoni, podeu guanyar diners. L’ucraïnès es queixa, brama... la seva musicalitat baixa xisclant pel Dnièper, com una lluna que s’enfonsa i, en mirar-s’hi, es veu bonica, però menyspreada. Des de fa molt, totes les llunes noves us giren la cara gentil i us mostren la d’una vella amb una falç: la del vai¬xell de la mort. Pobra Ucraïna!, graner de Rússia, terra de pas de totes les guerres, mans d’esclaus durant segles per als rics... milions de persones i animals morts de gana perquè se’ls ha robat el menjar per alimentar el monstre de Rússia, fins fa ben poc. I ara, ara que havíeu aconseguit ser lliures, feu com ocells que han estat engabiats i no saben enlairar-se. Ara que us han tornat el país, que teniu contaminat –pels segles dels segles– des de l’explosió de Txernòbil, ara que sou independents, us ha arribat la maganya de la guerra i sou més pobres que les rates perseguides...

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